jueves, 28 de febrero de 2013

Arte callejero

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 






En las cristaleras de un bar en la calle Antonio Grilo,  esquina a la plaza de los Mostenses de Madrid, me he encontrado con estos dibujos llenos de buen hacer. Supongo que están realizados con una aplicación previa de una pintura al agua sobre el cristal – temple seguramente – y posterior dibujo mediante rascado y esponja, una vez seca la pintura. He indagado sobre la autoría y se trata de Gonzalo Borondo, un joven artista segoviano, nacido en 1989.

El joven Borondo ya debe de recibir sus encargos, tiene obra en varias ciudades de Europa y es amplia su presencia en Internet. Sin embargo parece mantener su carácter de artista callejero y marginal, en estas tendencias artísticas evolucionadas desde los viejos graffiteros americanos de los años setenta. Recomiendo un paseo por la Red para conocer algo de la obra de este prometedor muchacho.

domingo, 24 de febrero de 2013

Respuestas a Ensenada, en la taberna de Abdón


 

Ahora apacientan ganados de viento en la región del

olvido y algo muy hondo nos separa de ellos.

Julio Llamazares

La lentitud de los bueyes

 
 
 
 
 
 

Julio no es buen mes para la taberna de Abdón Díez.

En la villa de Pobladura del Valle, a quince días del mes de julio de mil setecientos cincuenta y dos años…

En julio los hombres uncen siendo noche aún, y salen al campo en las primeras luces, regresando agotados al oscurecer. No es tiempo de ir a la taberna.

… comparecieron…

…a los cuales y cada uno de por sí, tomo y recibo juramento por Dios nuestro Señor, y una señal de Cruz en forma hiciéronle como se requiere, prometieron decir verdad en lo que supieren y les fuere preguntado.

Pero las gentes están nerviosas. La novedad altera sus hábitos y están deseando ver a sus vecinos, recibir noticias y comentar temores. La taberna de Abdón reúne hombres y la abacería  mujeres. Hay preocupación, nunca nada bueno llegó del poderoso …

…dijeron que el señorío de ella pertenece al marqués de Tábara y al marqués de Villafranca, de esta forma: setenta y cuatro vecinos al marqués de Tábara y cuarenta y cuatro vecinos al marqués de Villafranca…

Supuestos, interpretaciones, noticias de aquí y de allá, van urdiendo historias que sustituyen a la información que falta.

…Seis especies de tierras, todas de secano.

Los niños hacen fiesta de lo nuevo y corren sus mil juegos por las calles.

1ª Ferreñales, que se siembran todos los años de centeno.

2ª Tierras que se siembran cada segundo año de cebada.

3ª Tierras que también se siembran cada segundo año de trigo.

4ª Tierras que, con la misma intermitencia, se siembran de centeno.

5ª Prados de particular y también de común que son de pasto solamente.

6ª Viñas que producen todos los años.

Y además de estas especies útiles, hay en el término algunas tierras incultas por naturaleza, que no sirven ni aún para producir pasto.

El coche del señor D. Diego de Cifuentes permanece en la plaza, a la sombra que da la iglesia. El cochero espera la salida del juez y dormita sentado en el pretil que circunda el templo, junto a los abuelos de cachava y sentencia.

… dijeron que hay árboles perales de primera y de segunda suerte, y almendros que por su poco producir los regulan de tercera suerte, y algunos álamos…

… los árboles frutales se hallan en los ferreñales y en las viñas, y los álamos en las praderas.

Los hombres repasan la lista de integrantes de la reunión, y osan algún comedido comentario sobre lo que esperan de cada uno: los alcaldes ordinarios Tomás Caballero y Francisco Frías, los regidores Felipe Aparicio y Martín Pérez, los procuradores Alonio Lucas y Alonio Merino, los peritos Marcos González y Abdón Ramírez.

… dijeron que de los frutos que se cogen en el término pagan de cada diez uno, y de él se hacen tres partes de esta forma, de los vasallos pertenecientes al marqués de Tábara percibe dicho señor las dos partes y la tercera el párroco de esta villa, y por lo que corresponde al marqués de Villafranca que las dos percibe dicho señor y la tercera dicho párroco. Y en esta distribución entran los diezmos de mosto y los demás diezmos menores en la forma expresada. Y además de esto sacan la Iglesia de Astorga y el párroco de esta villa ochenta heminas de centeno de la maquila que producen las cinco ruedas de molino que están en el término y las perciben por mitad. Y de todos los diezmos de mosto saca dieciséis cantaros dicha Santa Iglesia de Astorga… Y por el Voto del Apóstol Santiago paga cada labrador tres celemines de centeno…

El fresco clarete de Abdón refresca las gargantas y las almas de los hombres que esperan. Mientras, bajo los mantones, las mujeres bisbisean letanías.

… ciento dieciocho vecinos, en cuyo número se incluyen seis sacerdotes…

… cuatro palomares…

… cuatro colmenas…

… ciento treinta y siete casas habitables…

El sol de julio brilla el oro de la paja en los trullados de las tapias, que dibujan sus sombras indecisas en la luz que reverbera. La campana de la novena convoca a unas cuantas enlutadas.

… un mesón que también hace de taberna y abacería… arrendadas a Abdón Diez…

… una barca para pasar al prado…

…una tabla de río… de utilidad por razón de pesca…

… un cirujano llamado Juan Fernández de Espinosa…

…Santiago Astorga, obligado de las carnes y tablajero…

Los artesanos, menos acuciados por las labores veraniegas, negocian con sus paisanos la deuda antigua y el posible encargo con la nueva cosecha.

Pedro Núñez, herrero

Antonio Cartón, sastre

Bartolomé López, sastre

Domingo de la Vega, zapatero

Fernando de la Viña, zapatero

Melchor Centeno, tejedor de lienzos

Juan López, tejedor de lienzos

Felipe López, tejedor de lienzos

Manuel López, tejedor de lienzos

Otros, esperan algún provecho de la agitación social.

… dijeron que hay cinco pobres de solemnidad…

 

 

Ante mi, Antonio Morilla.

 

El coche del juez abandona el pueblo y se pierde en el camino bordeado de álamos. Alguna explicación de alcaldes, regidores, procuradores y peritos. Cae el sol tras los cerros de Carpurias mientras las gentes caminan hacia sus casas, hacia las sopas de la cena. Mañana hay que seguir con las tareas, hay que asegurar el invierno. Mañana se sabrá algo más.






sábado, 16 de febrero de 2013

De paseo por Benavente


 


 
Casa Donci





 

 
Casa en la calle Cervantes



 
El pasado jueves pude darme un paseíto por mi querida Benavente, que hacía tiempo no visitaba.  Fue un día de febrero con sol y agradable temperatura.
Es día de mercado y camino entre los puestos de verdura en la plaza de los Bueyes. Siempre me ha estorbado un poco el ajardinamiento y urbanización moderna de esta plaza; quizás eche de menos el espacio abierto de mi infancia, lleno de animales expuestos a la trata y a la curiosidad del niño urbano. Las plazas en pendiente parecen ser un sufrimiento para los urbanistas, que suelen empeñarse en su horizontalidad por tramos, volviéndolas tartamudas y empequeñeciendo su amplitud. Pienso ahora en la madrileña plaza de la Paja, en la que tantos se han sentido en la obligación de ensayar soluciones. El simple plano inclinado, sin interrupciones, parece ofender a las mentes de los urbanistas.

La Casa de los Rodríguez va a cogerse un buen pasmo; no puede continuar sin cristales en sus miradores, da frío verla. Los munícipes que la habitan, gente sensible, no deberían quedar expuestos al peligro de los aires traicioneros; ni ofrecer esa sensación de dejadez y chapuza que dan esas estructuras sin los vidrios que produzcan el efecto invernadero para el que fueron diseñadas. 

Me llevo la alegría de la restauración de la Casa Donci. No puedo por menos de apuntar lo conveniente de retirar algunos rejuntados de mortero de cemento que se ven en las mamposterías de cuarcita; dañan la vista. Que no hubiese cables recorriendo los paramentos y desdibujando las geometrías, quizás sea demasiado pedir.

Casa en La Rúa

Casa en La Rúa

 
 
Bajo por la calle de Cervantes en busca de la casa de que hablaba en el blog el pasado día 27 de enero. Disgusto. Han demolido la cubierta y vaciado el interior. La sensibilidad con que se trata este asunto queda reflejada en esa oronda farola, fuera de escala, que le han atizado a la fachada, en sustitución del farolito que había cuando hice mi humilde dibujo. Que se le va a hacer.

Recorro la Rúa, es camino obligado. Voy mirando las fachadas de las pocas casas que quedan. Primero fueron sustituidas por abusivos mastodontes sin más pretensión que la especulación más burda, luego por pastiches cursis, y después por soluciones con las que bordear o saltarse lo legislado. El caso del Comercial – edificio importante para la pequeña historia de Benavente – ya es triste paradigma.

Quizás, mi condición de foráneo vinculado me permita u obligue a críticas más duras que las posibles en la diaria convivencia, puede. No quiero establecerme en paladín de nada; pero sí deseo, de vez en cuando, permitirme decir lo que pienso y siento sobre esta ciudad, a la que quiero.

  


Plaza de Santa María.
En el pastiche se puede llegar a despropósitos conceptuales como apoyar un arco en su clave.
 
 

 
Corrillo de San Nicolás
Sustitución realizada con inteligencia y buen gusto
 
 
 
 
 
 
 
Plaza Mayor
Lo que podría ser una obra más o menos defendible, queda anulada por la inadmisible actuación en la cubierta.
 
 
 
 
Casa en la calle Carnicerías
Esta estrecha casa se ha puesto a la venta. Es antigua y digna de respeto. Su interior puede tener elementos interesantes.
Esperemos que haya suerte...
 
 
 

martes, 12 de febrero de 2013

Cercanías

 
 

 

 
Nosá jodío, tronco, pos qué vacer, pos llevárselo, como to dios, tío. ¿Pa qué hostias se casó con la  fea e la infanta?, pos eso, pa trincar, tío, como está mandao. ¿Me va decí que tú no te lo llevarías? No te jode este… Que lan pillao, pues a joerse… lo habrá hecho mal, tío…
 
Es uno de esos trenes de las cercanías de Madrid, blancos, limpios, silenciosos, puntuales, de última generación; los trenes de los dineros de Europa. Son dos muchachos y una chiquilla, tendrán diecisiete o dieciocho años; van más tumbados que sentados; dos de ellos ponen los pies en el asiento de delante, y el otro los apoya en el borde de la ventanilla. Entre risotadas y gritos comen pipas y escupen las cascaras que caen al suelo, a los asientos, sobre su ropa y la de sus amigos y sobre la de algún vecino.

La megafonía anuncia, en español e inglés, la próxima estación. Sube al vagón un hombre joven, de rasgos andinos. Al cerrarse las puertas anuncia su canción y rasga la guitarra. Pasa una mujer que, de una bolsa de plástico, va sacando paquetes de pañuelos que deposita junto a los viajeros, en los asientos libres, con una pequeña leyenda petitoria que informa de sus miserias.

Toy hasta los cojones de indios y rumanosChilla uno de los comedores de pipas. Sus amigos ríen la gracia.

El cantor andino, recogidas las escasas caridades, sigue su recorrido por el tren. En la siguiente estación su puesto es ocupado por un hombre de unos cuarenta y cinco años que alza la voz, pide perdón a la concurrencia y relata su desesperada situación de parado que le empuja a la impensada mendicidad.
Quizás, la brutalidad de esos muchachos sea buen reflejo de lo que callan ¿cuantos adultos? Pienso, no sé por qué, en las manos rojas que lavarán la ropa de los comedores de pipas; pienso en esas manos con el humilde monedero del que saldrán las perras para zapatillas, pendientes, tatuajes… Pienso en qué fue de…, pienso en estos treinta y ocho años. Siento una cierta sensación de fracaso...

martes, 5 de febrero de 2013

Los gatos de la casa de D. Antonio Machado


Los gatos de la casa en que vivió D. Antonio Machado en Segovia están habituados a los turistas y a los peregrinos de la memoria del poeta. Ellos creen estar en su sitio, desde siempre, y así parecen hacérselo ver a las visitas. Quién sabe si no descienden de los que se acurrucaron en las piernas de D. Antonio, en las noches de los fríos del Guadarrama. Las casas viejas suelen oler a gato y a naftalina, a libro húmedo y a cocimiento de puerros. Hace años que aquí no hierve el puchero, pero casi puede olerse.

D. Antonio Machado, dibujo de su hermano José
.
Este evocador rincón, tan machadiano, se lo debemos al fervor de  los amigos segovianos de D. Antonio, que tuvieron la voluntad de salvarlo. No sé cuánto quedará de original en la recreación de la vieja pensión, es lo de menos, el ambiente es auténtico y se ajusta a la imagen que, al menos yo, tengo del viejo profesor de francés. Le imagino mejor aquí que en el ambiente sevillano en que nació, y que caló más en su hermano mayor y en su padre, Demófilo.

La casa pensión en los años curenta del siglo pasado.
Me siento en el jardincillo que fue patio de acceso a la casa. Me han enseñado una estufa que, dicen, regaló a D. Antonio su hermano Manuel, y pienso en la relación entre estos dos hermanos tan distintos. Su trabajo conjunto fue fructífero, a pesar de tener formas tan diferentes de ver el mundo. En mi infancia eran los poemas de Manuel los que aprendíamos de memoria, D. Antonio es conquista posterior. Hace ya mucho que me reconcilié con Manuel y regresé a sus versos, pero guardo el Don para su hermano. Pequeña justicia que me tomo.

En la simpática librería que se abre al jardinillo ojeo una reedición del último libro publicado en vida de D. Antonio, con dibujos de su hermano José. Se trata de La Guerra, editado por Espasa Calpe en 1937.  Esta segunda edición es de Editorial Denes, de 2005, y ha estado al cuidado de Jaume Pont. José, muerto también en el exilio, en Chile, dibuja los rostros que le obsesionan, los de los muchachos milicianos que se traga la guerra.

Frente a mí, en el pequeño jardín, hay un busto. Es copia del que hizo Emiliano Barral, el escultor de Sepúlveda, amigo del poeta en sus años segovianos. (Cayó Emiliano Barral, capitán de las milicias de Segovia, a las puertas de Madrid…) En La Guerra, hay un poema que D. Antonio dedica a Barral, cuando esculpe su cabeza.

Busto de D. Antonio Machado, por Emiliano Barral

…dos ojos de un ver lejano,

que yo quisiera tener

como están en tu escultura:

cavados en piedra dura,

en piedra, para no ver.



Emiliano Barral, dibujo de José Machado.
No puedo por menos de acordarme - en este pequeño templo laico de la añoranza - de la casa de Vicente Aleixandre, en Madrid, arruinada y en el olvido por el desinterés de unos y el zafio interés de otros.

Mi agradecimiento para quienes hicieron posible que hoy haya podido estar más cerca de D. Antonio Machado, con los gatos que dormitaron junto a él, bajo las parras, en las tardes del verano de Segovia.  

Milicianos.
Dibujos de José Machado.

Pablo Serrano hizo esta cabeza de D. Antonio. Está en Soria, la primera patria del poeta.