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año y medio un servidor, en estas páginas, se declaraba observador, hasta esperanzado
observador quizás, del fenómeno Podemos
como fruto significado del estallido de indignación juvenil que fue el 15- M. Y anoche, venciendo la
desesperanza del ayer al hoy, servidor se encaminó al mitin que esta
organización política daba en este Torrelodones;
tierra, por otra parte, poco apta para estos cultivos.
Y
allí, un señor, diplomático de carrera
él, según nos dijo a los numerosos expectantes – unos quince entre
militancia y antiguos esperanzados observantes – nos
abrió los ojos a la siempre oculta sabiduría. Nos abrió los ojos a esa única
realidad sociopolítica anterior a la crisis: el PSOE. Crisis que fue para él luz y conversión. (Un jodío compañero
de silla, seguro que malpensado y maldiciente, murmuró algo sobre posibles
cesantías). Allí era imposible ser muchos, pero algunos nos sentimos anonadados
por nuestra larga permanencia en ese no ser sociopolítico exterior al PSOE, en ese error en que habíamos
estado durante años. Servidor hizo memoria y se dio cuenta de que se
consideraba curado de PSOE desde el
año 1986, sin crisis que le abriese a la luz, a palo seco, y así no se puede.
También
nos habló un pulcro y académico economista socialdemócrata, moderado, diría yo.
Un educado y agradable socialista con los deberes bien hechos y aprendidos al
que nada tendría que objetar, como no fuese que servidor no entendía que hacía
allí ese señor, hasta que servidor se dio cuenta de quién era el que no hacía
nada allí, pues el pulcro técnico era corredactor del programa económico de Podemos.
Una
simpática y joven concejala de Galapagar
nos contó, con gracia y desparpajo, su aventura en el 15M, su desembarco en Podemos,
sus encierros y militancia hasta desembocar en la concejalía. Su relato de la
lucha contra la derecha mayoritaria y caciquil, sus problemas con el
procedimiento administrativo, su pequeño gran logro de paralizar el presupuesto
del PP, puso frescura y autenticidad
a la noche. Los señores que la flanqueaban por izquierda y derecha
representaban otro asunto, todo lo digno que se quiera, pero que a mí me
importa un carajo. A ella, al menos, la supongo perpleja.
Me resisto a que toda la política sea mentira o traición. Estos polito-expertos han concluido que no hay manera de acercarse al Poder sino asimilándose a él. Quizá tengan razón, pero para ese viaje no hacían falta alforjas. Ni tanta alharaca.
ResponderEliminarJuan Blanco