Los puntuales crisantemos
han florecido un año más en su fecha exacta, en el momento de dar a los humanos
servicio en la liturgia del recuerdo y la evocación de los que ya no están. Que
este año sean humilde homenaje a los sepultados por esa inusitada riada de agua
y lodo en el levante y sur español.
El cambio climático se
adelanta, supera las previsiones temporales que los científicos hace ya muchos
años nos llevan anunciando. Fue asunto discutido desde finales del siglo XIX
hasta hace cuarenta o cincuenta años, pero hoy es unánime la opinión de la
ciencia sobre la importancia determinante de la actividad humana en los cambios
climatológicos. Sin embargo, determinadas ideologías políticas, a la diestra
mano, tienden a negar o limitar los efectos de la actividad humana sobre el
clima. La única explicación posible a estas actitudes de la derecha política es
la defensa de la gran industria, por la repercusión que sobre ella tienen las medidas
correctoras que se pretenden, es decir las inversiones necesarias.
La puntualidad de los
crisantemos tranquiliza algo, en este mundo trastocado.