No,
no le corresponde a usted llorar la muerte de Nelson Mandela; no es usted la
persona indicada; ni usted ni nadie de los suyos. No es que yo piense que sus lágrimas
sean de cocodrilo, no, estoy seguro de que el llanto de usted es sincero, más o
menos sincero. Así de grande ha sido lo conseguido por Mandela: usted y los suyos han
incorporado a su forma de pensar algo de las doctrinas del negro de pelo
blanco. Gran victoria del negro de pelo blanco. No ha sido este un convencimiento dialéctico, ninguno lo es con ustedes, ha sido
una pequeña gran batalla ganada en la eterna y desigual lucha contra ustedes. A
ustedes hay que arrancárselo todo, ustedes no dan nada; y ante ustedes hay que
mantenerse siempre vigilantes para no perder lo conseguido. No, no son ustedes,
ni los de cuna ni los de opción, las personas indicadas para llorar a Nelson Mandela.
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