domingo, 25 de julio de 2021

Regreso al gris

 




Pues sí, parece, leyendo el periódico, que el mundo se quema, se congela, se inunda o se desertiza. Y mientras, el virus avanza en no sé ya qué ola, variante o mutación. La humanidad, joven o vieja, se empeña en salir de este pozo al que no se ve fondo, y en su agitar agónico lo ahonda. A los sobrevivientes, en catorce meses, se nos ha envejecido el cuerpo, mucho, qué duda cabe, y encallecido el alma, bastante. Se nos ha difuminado el horizonte y aparecen dudas fundamentales.

Y en este caldo de cultivo algún iluminado considera que lo necesario es un regreso al gris de antaño: al azul, al correaje, a la boina roja, a las apreturas del metro mañanero, al parte, al brazo en alto, al silencio, a la mirada esquiva, al miedo, al frío, a la cuenta pendiente en la tienda de ultramarinos, a la venganza, a la ruindad, al Nodo, al taconazo, a la casa de empeños, al desfile, a la bula de carne… Y nos coloca otra vez, inmisericorde, después de tanto tiempo, lucha, esperanza, esfuerzo y sacrificio, la sempiterna justificación de la sublevación militar del treinta y seis y sus posteriores horrores.

Tiendo a creer más en la estupidez que en la maldad.

¿Acabará esto alguna vez?

Revive esa España zafia y mezquina, pero es preocupante ver cómo se extiende por el mundo una inusitada brutalidad de pensamiento. Quizás sea uno más de los espantos pandémicos.       

 











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