Parece que al fin llueve
algo, no mucho, pero se agradece por la falta que hace. Da gusto caminar bajo
las escasas gotas que prometen vida. Humildes y escondidos han florecido
algunos narcisos; su amarillo los delata.
El mundo sigue.
Al esperpento de esos personajillos
de tercera fila de la derechona ─movidos desde las oscuras sombras─ haciéndose trizas
por el poder, le ha sucedido la invasión
de Ucrania por la triste Rusia de Putin. La humanidad sigue siendo lo que
siempre ha sido, aunque el tiempo ponga matices curiosos: oigo a un
representante del más rancio abolengo del hispano fascio redentor, habitante de
este pueblo, defender las razones y el derecho de Putin, el KGB Putin, para
atacar al país hermano. Qué cosas…
La covid sigue matando
gente, mucha gente.
Entre la maleza han
floreciendo los narcisos.
Y llueve, al fin llueve algo.
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