lunes, 2 de septiembre de 2024

Regresía

 







Vivimos tiempos de profundos cambios, qué duda cabe. Occidente y sus significados retroceden, oriente se adelanta entre confusos significados. La vieja Europa lo está más cada día, su juventud recula a posiciones superadas con cantidades ingentes de muertos hace ochenta años. La vieja progresía de trencas y pelos largos es hoy incompresible regresía a posiciones alarmantes por conocidas. Los EEUU parecen tener contados sus días de liderazgo. El país de la American Revolution, anterior a la francesa de la que tantos somos hijos, ya no es el mismo.

Y todo esto en el caldo de cultivo de los vaticinios científicos sobre agotamiento del planeta y cambio climático.

Agosto se ha ido entre alguna lluvia por esta zona, más bien poca, pero con mucho acompañamiento fónico y lumínico. En otros lugares el agua ha sido abundante y dañina. Dana o gota fría es el nombre que los científicos nos dan ahora para denominar a estos aconteceres meteorológicos.

El mundo parece abrir los brazos para recibir esa agua anhelada, y descansar de los pasados meses en que se han superado las estadísticas sobre temperaturas máximas. Todo parece confirmar los augurios de los sabedores sobre el cambio climático, augurios que, en nuestros días, se empeñan en negar esos consabidos negadores de tantas y tantas evidencias.

Este verano he visto morir plantas con las que llevaba conviviendo mucho tiempo. Plantas duras, hechas a los rigores del clima de este severo Guadarrama. Mi ignorancia al respecto no me permite diagnosticar la causa exacta de estas muertes, pero he visto secarse y caer las hojas de especies distintas, dejando unas ramas sin aparentes señales de vida para otro año. No puedo por menos de asociar estas muertes con los calores de estos meses, calores que no había conocido en mis ya muchos años aquí. Varios días he leído veintitantos grados al medio día y más de treinta a media noche, lo que parece absurdo.

Las consuetudinarias noticias sobre los efectos del cambio climático son realmente alarmantes. El clima, las luchas tribales y religiosas y la actuación de las potencias emergentes, están produciendo ingentes movimientos de personas en África. Hambre, dolor y muerte. Una parte minoritaria de estos movimientos se dirige hacia el sueño del bienestar europeo, donde se encuentran con la lucha entre las ideas de la vieja progresía y la emergente regresía que los rechaza y estigmatiza. Los pormenores que nos llegan por los medios de comunicación son estremecedores.

Y todo esto en el caldo de cultivo de un rápido desarrollo de tecnologías informáticas que no sabemos si son y serán empleadas en beneficio de los humanos, de momento no lo parece.

Es evidencia de nuestro tiempo la creciente, hiriente, desigualdad y una juventud desencantada, con enormes dificultades para hacerse un lugar en el mundo.

No hay muchas razones para el optimismo. Todo parece apuntar al crecimiento de esa regresía.

Habrá que seguir viviendo.

 

 

 

    

 


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