sábado, 9 de mayo de 2020

Triunfo de la muerte








acía referencia el otro día al montón de  restos vegetales en el que lombrices y cochinillas se afanan en producir el humus con que fertilizo las plantas. Pues sucedió que, al descorrer el plástico negro con que tapo el montón, una pequeña colonia de ratones de campo, que allí se había instalado a disfrutar de las jugosas melucas, quedó paralizada de terror, alzando los hociquillos interrogantes hacia el incompresible cataclismo, hacia el atroz crujido que en un segundo había rasgado el mundo, destruyendo su pequeño paraíso.

Algo así le ha ocurrido a una parte de la humanidad con esta pandemia. A otra parte le afecta menos, pues está en el cataclismo permanente, y no hay crujido que rasgue lo atroz de su existencia.

Pues sí, para los humanos de este lado, para los disfrutadores del desigual reparto de las lombrices en el mundo, esto ha sido una impensable hecatombe; algo incoherente entre los poseedores del poder, el dinero, la ciencia y la técnica; y levantan los hociquillos interrogantes, asombrados por lo irrespetuoso del virus con su condición. Como en siglos pasados.

Hace solo días las gentes estaban en la lucha eterna por el reparto de la riqueza; o en la nueva lid ─o no tan nueva─ de salvar al mundo de una sobreexplotación suicida. Hoy esas gentes parecen dedicadas a esquivar una muerte inmediata que se asoma sonriente desde la jamba de la puerta, tal como la concibió El Bosco por aquel tiempo en que se terminaba la Edad Media.

Muerte de un Avaro
El Bosco
National Gallery of Art
Washington DC


Las noticias que nos llegan del mundo parecen querer introducirnos por los recovecos y entre los personajes del abigarrado paisaje de horrores que nos pintó el Viejo Brueghel; al que hoy, quizás, vemos con otros ojos.


Triunfo de la Muerte
Brueghel el Viejo
El Prado


El ruido de fondo puede ser el galope del caballo de hueso y pellejo en que monta la muerte, a su paso desolador sobre el jardín del mundo, en el escalofriante fresco del Palazzo Abatellis de Palermo.


Triunfo de la Muerte
Anónimo
Palazzo Abatellis
Palermo





Me llega en estos días el enlace de un video que deja el alma en un puño:


Son las voces de los últimos sobrevivientes entre los nueve mil españoles que, huyendo de Franco, fueron recluidos en los campos de exterminio nazis.

Se habla en estos días sobre cómo será nuestro mundo tras la pandemia. Miedo da pensar en los réditos que obtengan de esta situación esas ideologías de las que Europa se libró hace setenta y cinco años y España hace cuarenta y cinco. Ideologías con más presencia cada día en nuestras democracias. De ahí la importancia de mantener memoria de lo que fue aquello.







    

  

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