acía referencia el otro
día al montón de restos vegetales en
el que lombrices y cochinillas se afanan en producir el humus con que fertilizo
las plantas. Pues sucedió que, al descorrer el plástico negro con que tapo el
montón, una pequeña colonia de ratones de campo, que allí se había instalado a
disfrutar de las jugosas melucas, quedó paralizada de terror, alzando los hociquillos
interrogantes hacia el incompresible cataclismo, hacia el atroz crujido que en
un segundo había rasgado el mundo, destruyendo su pequeño paraíso.
Algo así le ha ocurrido a
una parte de la humanidad con esta pandemia. A otra parte le afecta menos, pues
está en el cataclismo permanente, y no hay crujido que rasgue lo atroz de su
existencia.
Pues sí, para los humanos
de este lado, para los disfrutadores del desigual reparto de las lombrices en
el mundo, esto ha sido una impensable hecatombe; algo incoherente entre los
poseedores del poder, el dinero, la ciencia y la técnica; y levantan los
hociquillos interrogantes, asombrados por lo irrespetuoso del virus con su
condición. Como en siglos pasados.
Hace solo días las gentes
estaban en la lucha eterna por el reparto de la riqueza; o en la nueva lid ─o
no tan nueva─ de salvar al mundo de una sobreexplotación suicida. Hoy esas
gentes parecen dedicadas a esquivar una muerte inmediata que se asoma sonriente
desde la jamba de la puerta, tal como la concibió El Bosco por aquel tiempo en
que se terminaba la Edad Media.
![]() |
Muerte de un Avaro El Bosco National Gallery of Art Washington DC |
Las noticias que nos
llegan del mundo parecen querer introducirnos por los recovecos y entre los
personajes del abigarrado paisaje de horrores que nos pintó el Viejo Brueghel;
al que hoy, quizás, vemos con otros ojos.
![]() |
Triunfo de la Muerte Brueghel el Viejo El Prado |
El ruido de fondo puede
ser el galope del caballo de hueso y pellejo en que monta la muerte, a su paso
desolador sobre el jardín del mundo, en el escalofriante fresco del Palazzo
Abatellis de Palermo.
![]() |
Triunfo de la Muerte Anónimo Palazzo Abatellis Palermo |
Me llega en estos días el
enlace de un video que deja el alma en un puño:
Son las voces de los
últimos sobrevivientes entre los nueve mil españoles que, huyendo de Franco, fueron
recluidos en los campos de exterminio nazis.
Se habla en estos días
sobre cómo será nuestro mundo tras la pandemia. Miedo da pensar en los réditos
que obtengan de esta situación esas ideologías de las que Europa se libró hace
setenta y cinco años y España hace cuarenta y cinco. Ideologías con más
presencia cada día en nuestras democracias. De ahí la importancia de mantener
memoria de lo que fue aquello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario