sábado, 4 de noviembre de 2023

La escora por estribor

    







Por los cerramientos protectores de viejas burguesías agotadas y divididas, se asoman los primeros ocres y amarillos entre verdes gastados. Un sol tímido trata de penetrar grises.

─ ¡Lino! cuanto tiempo…pero ¿dónde te metes?

─ Buenos días, Andrés, ¿cómo estás?

─ Bien, más o menos bien. Procurando mover las piernas y aprovechando este día de solecito otoñal, que pocos nos quedaran ya este año. Y haciendo tiempo hasta la hora del chato del aperitivo, que, por cierto, no apareces.

─ Tendría que haberte llamado, sí, me he cogido unos días de asueto, de descanso. La escora por estribor de nuestros convecinos y tertulianos llega un momento que me ahoga, necesito respirar, asomarme algo por la otra amura, que aquí donde vivimos está poco concurrida, como sabes y también padeces.

─ Qué me vas a decir. La escora comienza a meter agua por la borda. Y no solo aquí, parece que el mal se generaliza.

Los crisantemos ponen color en los parterres del parquecillo donde los viejos apuran los últimos soles.

─ Pues sí, Andrés, lo que queda de los que fueron y tuvieron, junto a los que ahora quieren ser y tener y parecerse a los que fueron y tuvieron, inclinan de forma clara este pueblo en el que elegimos vivir o nos trajo la vida, y en donde parece que tú, yo y pocos más somos disonancias.

─ Antes eran los que tenían y los que les servían durante los largos veranos. A los descendientes y aprendices de hoy les dan servicio emigrantes con pocos derechos. Los servidores de antaño están liberados, o casi, algunos incluso en la banda de estribor.

─ La elección de amura no suele ser producto de la reflexión, no suele proceder de la materia gris, tiene una procedencia gástrica. Es más, creo en una predisposición más que en una elección volitiva. Se nace siendo de babor o se nace siendo de estribor.

─ Algo de eso hay, qué duda cabe. Como explicar si no opciones tan diferentes en miembros de una misma familia con educación similar. Pero permíteme partir una lanza por el babor, estoy convencido de que en esa amura hay un mayor componente de opción reflexiva.

─ No tengo la menor duda sobre  el mayor componente reflexivo de esa opción. No queda bien hablar de superioridades éticas, pero uno cree en lo que cree. Y los hados nos alejen de los poseedores de la verdad.

─ Pues caigamos hacia el chato y la tapa, Lino, que es verdad evidente sin necesidad de demostración, por más que sea en estribor, que no hay otra.

Y los viejos se van dejando caer hacia la querencia, bajo los grises, con lo poco rojo que logra poner el sol de otoño.


     

  


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