Parece que ya nos llega algo de otoño. Baja la temperatura y los árboles se deciden a tirar los sepias, los rojos, los amarillos que tiñen las hojas que se recortan sobre el cielo gris. Los crisantemos han cumplido, fieles, su florida cita con los que fueron. Observo a diario como se va coloreando, oscureciendo, el verde de las numerosas acebuchinas que, este año, tiene el acebuche que planté, hace tiempo, en un tiesto. Las hojas de los lilos se secaron en verano, no sé si es una plaga o respuesta a los inusitados calores de este cambio climático que para tantos no existe, a pesar de las tremendas evidencias solo son manías de los rojos, dicen. Los lilos que todo lo soportan, o soportaban. Los lilos que responden, o respondían, a los inviernos fríos con exuberantes floraciones primaverales. Los lilos de las fragancias al caer de la tarde. Sí, este verano se han secado las hojas de los lilos, y busco yemas que me den esperanza de primavera. He guardado los geranios en su rincón de invierno, he guardado lo que de los geranios ha dejado la mariposa africana que los revolotea grácil para que mueran comidos por sus larvas.
Las higueras tienen desconcertada mi ignorancia, pierden las hojas en verano y vuelven a abrir sus yemas en otoño, me causa tanto desconcierto como ver florecer los ciruelos en noviembre, lo he visto ya varios años. Tengo la impresión de que las plantas que mejor están resistiendo el cambio climático son las crasas. Cumplo mi diaria gimnasia de viejo barriendo hojas, las amontono a los pies de los arbustos o en la pila de lo que, espero, con el tiempo sea compost, alimento de floraciones. Los fríos harán menos apetecible esta gimnasia. Todos los días acudo a la cita con el espectáculo que el sol pueda ofrecernos al ponerse tras la cinta azul guadarrameña.
Dice mi hija que hoy ha venido un rabilargo a bañarse en un charco del jardín. Los madroños tienen un rojo radiante. Las varas de las malvas van dejando caer su prometedora semilla. Llueve. Hay una luz gris, de otoño. Sí, ya hay algo de otoño. Tranquiliza la sucesión estacional en estos días en que vivimos.
Genial Me gusta el otoño y observo problemas parecidos en la vegetación de nuestro jardín.
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