El trinado vuelo a saltos de
los colorines entre el malva de los cardos marianos. Agrio lamento de la noria
en contrapunto al alegre borbollar del agua derramándose camino de los surcos. Paciente
giro del asno cegado. En las eras, las risas nerviosas de las tapadas mozas
observadas por los mozos. Interjecciones de mando del yuntero en la maniobra de
la carreta de parva que será pan bregado en el largo invierno, golpes de la
aguijada sobre el yugo en que rechina el roce de las correas, y en el enorme
esfuerzo los inquietos ojos de las vacas tras los flecos de las melenas de
cuero. El acechante planeo del gavilán interrumpe el zureo que llega de un
palomar. Croar de ranas entre los juncos del rosario de charcas que fue arroyo
en invierno. Llega la cigüeña del campanario a pescar el almuerzo de sus cigüeñinos,
interrumpiendo el canto de la charca. La algarabía de golondrinas y vencejos raya
el cielo que se recorta en las cuadriculas verdes de los bacillares de los
cerros. El trotecillo del borrico cano lleva al paisano al riego de su huerta. Torpeza
del sapo que intenta cruzar las roderas del camino. Barbechos rojos, amarillo
en las tierras segadas, verdes en las huertas y grises en las nubes densas
sobre el fondo azul. Corrillo de viejos sentados en los restos de una tapia,
observando la continuidad de la vida, manos como sarmientos sobre las cachavas,
pellejos quemados por mil soles, panas mil veces remendadas. Buenos días. Buenos
nos los dé Dios. Trinan los verderones en los ciruelos que maduran.

Magnifico ¿Quieres publicarlo en papel?
ResponderEliminarNo creo que merezca la pena
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