La tristeza de la lluvia trepa
por la luz gris en los cristales,
sube entre las hojas que se estiran al día,
avanza lenta como niebla,
entre los muebles,
marchitando los libros,
los cuadros,
la música.
La tristeza de la lluvia llena la casa,
se posa en el alma.
Ah la añoranza del ademán,
de la voz, de la risa,
del femenino rito que conjura
la tristeza de la lluvia.
Abril, 2008
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