sábado, 23 de marzo de 2013

Boleros






 

 

 Entre el humo y la luz agria se abre camino la voz de Mina. Tal vez sería mejor que no volvieras. Era de un mejicano, no recuerda el nombre, no sabía de otra canción... le salió bien. Ponme otra, majo, por favor. Es empezar a atormentarnos, a querernos para odiarnos. Mina, mejor que Gatica, sí señor, mejor. Ya no sé cuántas llevo, es igual. Mi suerte necesita de tu suerte ¿Qué querrá decir eso? En el ventanal, la noche, la alineación de luces titilando en el agua, las fosforescencias que rompen en la orilla. Esta mierda de garito en qué sitio está... Nos hemos hecho tanto, tanto daño. Eso sí es verdad, mira. Papel gastado en las paredes, muebles gastados, rostros gastados que dejan irse al tiempo entre las notas del bolero. Oye majo ¿tú estás seguro de que toda esta gente está viva? para mí que esa pareja del rincón se os ha muerto hace años. Es preferible olvidar que sufrir. Mina, esa voz. Esta es la ruta que estaba marcada. ¿Lo estaba? Que se perdió en la nada. Quizás lo estaba, puede ser, qué toña tengo. Caminemos. Sí, daré un paseo por la playa, si puedo, que me dé el aire, no voy a ir en toda la noche, me voy a pedir otra. En la ventana, el rumor de la resaca, noche de verano. Me voy a pedir otra, y no, no voy. Échame a mí la culpa. ¡Coño! el Gatica, qué antiguo suena. Y allá en el otro mundo. Déjame de otro mundo que bastante hay con este. Tráeme otra, majo. Hay que joderse, lo ridículos que les suenan los boleros a mis hijos, se ríen, los jodíos se ríen. Bueno, la verdad es que todos estos tipos que me rodean son ridículos, con el debido respeto a los difuntos, claro está, mira, míralos, no tienen nada que decirse, escuchan penas de boleros en silencio, impasibles, mientras se joden el hígado, que para qué coño lo quieren, claro. Fracasados, unos fracasados tristes, como yo. Somos en nuestra quimera doliente y querida. ¡Qué tontería! Lucho, ¡qué tontería! Cóbrame, majo, que voy a ver si soy capaz de salir. Trastabilla por el paseo paralelo al mar, mientras  su mano acciona al ritmo del bolero que queda en su cerebro. ¡Me gusta el mundo! a pesar de todo. No voy a ir. A ver si se me pasa un poco. Nada más que eso somos.

 

 

 

 

 

 

 

 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

2 comentarios:

  1. Bueno el relato, y muy bien recreada la atmósfera. Yo recuerdo otra (atmósfera) paradójicamente familiar,sentados frente al viejo Dumont, para ver los programas estelares de la noche como este: http://www.youtube.com/watch?v=Is2-vcROYvo... y entonces a partir de aquí te da un poco igual la autoría del bolero, si se convierten al final en himnos personales de nostálgicos descorazonados.

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    1. Obbara… parece que, tras pronunciarla, la palabra se queda en el aire…
      No puedo abrir tu enlace a youtube, me quedo con la curiosidad.
      Muchas gracias. La palmadita del profesional anima.
      Besos.

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