viernes, 8 de marzo de 2013

Leyendo el paso del tiempo


 

 

A lo largo del tiempo los edificios van sufriendo los cambios que el hombre introduce para adaptarlos a sus necesidades o a los gustos del momento. Leer esta historia de las edificaciones es una aventura apasionante que a veces es fácil, pues las intervenciones se muestran evidentes, pero generalmente están ocultas y su lectura precisa de sistema y oficio.

Los profesionales de la restauración van adquiriendo con los años un cierto olfato para leer lo oculto con más o menos inmediatez, olfato que al fin y al cabo no es más que el procesamiento automático de lo observado. Pero siempre es necesario un análisis pormenorizado de determinadas señales como puede ser la disposición de los huecos, la leve fisura que delate un movimiento entre materiales distintos o una carencia de traba, el cambio de color y naturaleza de los morteros, el tipo de ladrillo, la calidad de la piedra o los rastros de la herramienta utilizada en su labra, etc. La aventura está en deducir de lo observado, sin destruir, o como mucho practicando pequeñas calas prospectivas.

Es fácil imaginar la emoción de quien, tras la insulsa envoltura de una decoración contemporánea, va descubriendo pasito a pasito una casa nazarí, por poner un ejemplo. Pero las cosas no suelen ser tan claras, y  la decisión de cuál de las “épocas” encontradas debe de prevalecer en la restauración es tarea compleja, y hay que sopesar muchos condicionantes.

 
 
Arévalo


Madrigal de las Altas Torres


Segovia
Segovia



Turégano

Toledo


Segovia
Segovia


Segovia

Segovia
 

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