Esta
bodega, en la madrileña calle de San Nicolás, lleva muchos años cerrada. Creo
no haber estado en ella con posterioridad al año 1972. La traigo a estas
páginas por haberme llamado la atención la pintura de su puerta. Supongo que se
trata de un artista espontáneo, al que quiero felicitar por la gracia de su
trabajo.
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