No sé a qué se deberá el
rojo de las tabernas madrileñas, ya tan escasas y tan mutiladas. Le veo yo un
algo de reclamo o engaño - como el otro también rojo -donde el paisano va
lidiando la vida, acunado en valdepeñas y mecido por la charla.
Esta deliciosa reliquia ha
venido a ser salvada por el rock. Una anciana tabernera lleva toda la vida
haciendo unas croquetas que le han servido para que sus clientes empapen el
clarete, lo que siempre dio para un ir tirando. El destino lleva a su taberna a
un rockero famoso que alaba su producto en Londres. Y llega lo inaudito, su
taberna se llena de jóvenes pidiendo las croquetas que gustan a su ídolo. Llegan
dineros impensados, una prosperidad desconocida. Es posible remozar el local y
alegrar los viejos rojos, y hasta el hijo comienza a ver su futuro tras las
puertas rojas.
Por esta vez, la amalgama
de azar y tontería nos ha venido bien.
¡Salud!
No hay comentarios:
Publicar un comentario