jueves, 31 de enero de 2013

Universidad Popular Segoviana


Iglesia de San Quirce







Segovia es dorada, bellísima; el azar y quizás algo la inteligencia de los hombres, la han mantenido espléndida. Las bonanzas económicas, el turismo, el afán restaurador de las administraciones, la presión del capital especulador, la estulticia y demás enemigos de las ciudades hermosas, no han conseguido, por ahora, destruir su encanto. Los pastiches arquitectónicos, habitual fruto de las políticas conservacionistas, no son tan abundantes como en otras ciudades, y las genialidades de los arquitectos no han llegado a casos tan tristes como el despropósito de Moneo en Ávila, por poner un ejemplo.
 




Casa en la calle Escuderos


                                              Plaza Mayor                                                    
Hoy os propongo un paseo por una zona de Segovia de especial significado para alguno de vosotros. Un paseíto corto que iniciaremos en la Plaza Mayor. Bajando por la calle Escuderos dejamos a la izquierda un vetusto edificio en el que, fijándose, se nota una discreta rehabilitación interior, sin embargo sus propietarios han tenido el buen criterio de mantener su deliciosa decrepitud. Girando a la derecha nos encontramos con la imponente presencia de la más hermosa torre de España, la de San Esteban, eje de un magnífico espacio urbano que, desgraciadamente, el ayuntamiento ha dedicado a aparcamiento. Dejamos a la derecha la rigidez del Palacio Episcopal, de un color más abulense que segoviano, y a la izquierda unas recientes actuaciones sobre San Esteban en las que el  restaurador ha tenido que dejar muestra de su genio, como en tantos sitios. Tomamos a la derecha la calle de María Zambrano, en la que tendremos de horizonte el convento de Santo Domingo y su Torre de Hércules. Giramos a la izquierda por Capuchinos Alta y nos encontramos con la iglesita de San Quirce, que fue sede de la Universidad Popular Segoviana, venerable asociación surgida en 1919 entre maestros y profesores del Instituto, de la que fue cofundador D. Antonio Machado. Editaron un boletín: Universidad y Tierra, entre 1934 y 1936. Nada queda de aquellos claros nombres y nobles trabajos y propósitos. Hoy la iglesita acoge una institución que con su nombre define un carácter elitista: Real Academia de Historia y Arte de San Quirce. Rodeamos el edificio por sus ábsides y salimos a la calle homónima de la iglesia, por la que torcemos a la derecha; al mismo lado tomamos la calle de Ramón Cabrera Serrano y tenemos al frente el ábside de La Trinidad, giramos a la derecha y encaramos de nuevo el convento de Santo Domingo y su torre de Hércules, por el lado opuesto. Salimos a la deliciosa placita de La Trinidad, presidida por el románico de su iglesia. Tomamos, a la izquierda, la calle del mismo nombre que nos lleva a la plaza de Guevara; a la derecha sale la calle del Dr. Laguna, que enfila el torreón de Arias Dávila. Seguimos a la derecha por la calle Serafín que enseguida pasa a estar dedicada al cronista Lecea, donde tenemos nuestra parada y fonda, en Casa José María, donde nos espera un maravilloso Carraovejas con un escabeche de verdel. A la salida, reconfortados cuerpo y alma, vemos a la derecha el callejón del Vainero, desde el que podemos rememorar la torre de San Esteban viendo el gallo de su veleta.

Casa en la calle Escuderos
 
 
 
 
Lápida en la casa de la calle Escuderos
   

 

 

Torre de San Esteban








Plaza de San Esteban









 
Calle María Zambrano
 
 
 
 


Ábside de La Trinidad










Plaza de La Trinidad




La Trinidad




Torre de Hércules









Torreón de Arias Dávila desde calle Dr. Laguna



 




Esgrafiado en la calle Dr. Laguna
Veleta de San Esteban desde el callejón del Vainero














 
          







 




 

















































              


                                                          
                                      
 

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